20.9.25
La palabra de Dios
15.9.25
15 de septiembre: Nuestra Sra. de los Dolores
Después del amor de Cristo, el de María no tiene igual
El martirio de la Virgen es sugerido tanto por la profecía de Simeón como por la narración de la Pasión del Señor. “Él será un signo de contradicción”, dice Simeón hablando del niño Jesús. Dirigiéndose a María agregó “Una espada atravesará tu corazón” (cf. Lc 2,34-35). Si, bienaventurada Madre, tu corazón fue atravesado por una espada y una espada traspasó la carne de tu Hijo. Cuando tu Jesús -que es de todos pero especialmente de ti- entregó el espíritu, la lanza cruel no llegó a su alma. Al estar ya muerto, la lanza no le causó dolor. Pero ella atravesó tu alma. En ese momento, ya no podía atravesar el alma suya porque ya no estaba. Pero tu alma, no podría nunca más separarse de él. (…)
Quizás alguien preguntará si María no sabía por adelantado que él debía morir. Si, sin dudas. ¿No esperaba ella verlo resucitado en seguida? Si, en eso confiaba. Entonces, ¿sufrió cuando lo vio crucificar? ¡Por cierto y con qué violencia! ¿Quién eres tú, hermano, y de dónde te viene tal sabiduría, al asombrarte más de la compasión de María que de la pasión del Hijo de María? ¿Él pudo morir de la muerte del cuerpo y ella no habría podido morir con él de todo corazón? En él se realiza la obra de un amor que nadie puede superar. En ella, es el amor que, después del primero, nunca habrá otro igual.
14.9.25
14 de septiembre: Exhaltación de la Santa Cruz
11.9.25
Coronación de Santa María de la Antigua
28.8.25
28 de agosto - San Agustín de Hipona - Su poesía
En él resplandece como una luz que el espacio no atrapa,
y percibe un sonido que el tiempo no arrebata,
siente una fragancia que el viento no dispersa,
y saborea un manjar que al comer no se consume,
En él se cierra un abrazo que la plenitud no abre.
Esto es lo que amo, cuando amo a mi Dios.
San Agustín
8.8.25
Santo Domingo de Guzmán - 8 de agosto
4.8.25
Confianza ciega y absoluta en Jesús - Santa Teresa de Calcuta
Santa Teresa de Calcuta (1910-1997) fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
No hay amor más grande
«Partió los panes y se los dio a los discípulos; y los discípulos se los dieron a la gente»
Simplicidad de nuestra vida contemplativa: ¡nos hace ver el rostro de Dios en cada cosa, en cada ser, por todas partes y siempre! Y su mano, presente en cada acontecimiento hace que todo lo llevemos a cabo –la meditación, el estudio, el trabajo y el intercambio, comer y dormir- en Jesús, con Jesús, por Jesús y para Jesús bajo la mirada amorosa del Padre, cuando permanecemos siempre dispuestas a recibirle bajo cualquiera que sea la forma que viene revestido. Estoy del todo cautivada por el hecho de que Jesús, antes de comentar la Palabra de Dios, antes de anunciar a las multitudes las Bienaventuranzas, movido de compasión por ella, les cura y les alimenta. Y es tan sólo después que les comunica su doctrina. Ama a Jesús generosamente, ámale confiadamente, sin mirar detrás de ti y sin aprehensión. Date enteramente a Jesús. Y te cogerá como instrumento para realizar sus maravillas con la sola condición de que tú seas infinitamente más consciente de su amor que de tu debilidad. Cree en él, ponte en sus manos en un impulso de confianza ciega y absoluta, porque él es Jesús. Cree en Jesús, y Jesús sólo es la vida; debes saber que la santidad no es otra cosa que este mismo Jesús viviendo íntimamente en ti; entonces él será libre de hacer el gesto de su mano sobre ti.




