Cristo es el camino y la puerta. Cristo es la escalera y el vehículo. Es el propiciatorio colocado sobre el arca de Dios. Es "el misterio escondido desde siglos"
(San Buenaventura)

20.9.25

La palabra de Dios

“La semilla es la palabra de Dios”

El origen de la Escritura no se halla en la búsqueda humana, sino en la divina revelación que proviene del “Padre de las luces”, “de quien toma su nombre toda paternidad en el cielo y en la tierra” (St 1,17; Ef 3,15). Es de él que, por su Hijo Jesucristo, llega a nosotros el Espíritu Santo. Es por el Espíritu Santo que, compartiendo y distribuyendo sus dones a cada unos según su voluntad Hb 2,4), se nos da la fe y “por la fe, Cristo habita en nuestros corazones” (Ef 3,17). De este conocimiento de Jesucristo se desprende, como de su fuente, la firmeza y la comprensión de toda la santa Escritura. Es, pues, imposible entrar en el conocimiento de la Escritura sin poseer infusa, primeramente, la fe de Cristo, como la luz, la puerta y el fundamento de toda la Escritura…
La finalidad o el fruto de la santa Escritura no es cualquier cosa, sino la plena felicidad eterna. Porque en la Escritura están “las palabras de vida eterna” (Jn 6,68); está, pues, escrita, no sólo para que creamos, sino también para que poseamos la vida eterna en la cual veremos, amaremos y nuestros deseos se verán eternamente colmados. Es entonces que nuestros deseos se verán plenamente satisfechos, conoceremos verdaderamente “el amor que sobrepasa todo conocimiento” y así llegaremos a “la Plenitud total de Dios” (Ef 3,19). La divina Escritura se esfuerza en introducirnos a esta plenitud; y es, pues, en vistas a este fin, con esta intención que la santa Escritura debe ser estudiada, enseñada y comprendida.
San Buenaventura (1221-1274)

15.9.25

15 de septiembre: Nuestra Sra. de los Dolores

San Bernardo (1091-1153) monje cisterciense y doctor de la Iglesia

Después del amor de Cristo, el de María no tiene igual
El martirio de la Virgen es sugerido tanto por  la profecía de Simeón  como por la narración de la Pasión del Señor.  “Él será un signo de contradicción”, dice Simeón hablando del niño Jesús. Dirigiéndose a María agregó “Una espada atravesará tu corazón” (cf. Lc 2,34-35). Si, bienaventurada Madre, tu corazón fue atravesado por una espada y una espada traspasó la carne de tu Hijo. Cuando tu Jesús -que es de todos pero especialmente de ti- entregó el espíritu, la lanza cruel no llegó a su alma. Al estar  ya muerto, la lanza no le causó dolor.  Pero ella atravesó tu alma. En ese momento, ya no podía atravesar el alma suya porque ya no estaba. Pero tu alma, no podría nunca más separarse de él. (…)
Quizás alguien preguntará si María no sabía por adelantado que él debía morir. Si, sin dudas. ¿No esperaba ella verlo resucitado en seguida? Si, en eso confiaba. Entonces, ¿sufrió cuando lo vio crucificar?  ¡Por cierto y con qué violencia! ¿Quién eres tú, hermano, y de dónde te viene tal sabiduría, al asombrarte más de la compasión de María que de la pasión del Hijo de María? ¿Él pudo morir de la muerte del cuerpo y ella no habría podido morir con él de todo corazón? En él se realiza la obra de un amor que nadie puede superar. En ella, es el amor que, después del primero, nunca habrá otro igual.


en la Basílica de La Piedad, CABA 

14.9.25

14 de septiembre: Exhaltación de la Santa Cruz

Hoy la Iglesia celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, en la que se recuerda el hallazgo del leño de la cruz por parte de santa Elena, en Jerusalén, en el siglo IV, y la restitución de la preciosa reliquia a la Ciudad Santa, por obra del Emperador Heraclio. Pero “¿qué quiere decir para nosotros celebrar hoy esta fiesta?” ha interrogado el Papa esta mañana ante miles de fieles que se congregaban en la Plaza de San Pedro este mediodía para escuchar su reflexión dominical antes de rezar a la madre del Cielo.
La Cruz como signo de amor y salvación
El Papa ha recordado que la Cruz – denominada por el Papa como “uno de los instrumentos de muerte más cruel que el hombre haya jamás inventado” – fue transformada por Cristo en el mayor signo del amor de Dios. En ella no hay derrota, sino victoria: la vida surge de la muerte y la salvación del sacrificio.
“Por esto hoy nosotros celebramos su “exaltación”, lo hacemos por el amor inmenso con el que Dios, abrazándola para nuestra salvación, la transformó de medio de muerte a instrumento de vida, enseñándonos que nada puede separarnos de Él y que su caridad es más grande que nuestro mismo pecado”.
El diálogo con Nicodemo
León XIV explica después cómo Jesús anuncia que será “ensalzado” en la Cruz, para dar vida eterna a todo el que crea. Centrándose en el Evangelio del día, describe una escena: “Es de noche, y Nicodemo – uno de los jefes de los judíos – va a encontrar a Jesús. El Señor lo escucha – continúa el Papa – y al final le revela que el Hijo del hombre debe ser ensalzado porque «Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna».
“Nicodemo, que quizás en ese momento no comprende plenamente el sentido de estas palabras, podrá de seguro hacerlo cuando, después de la crucifixión, ayudará a sepultar el cuerpo del Salvador. Comprenderá entonces que Dios, para redimir a los hombres, se hizo hombre y murió en la cruz”.
Al final, el Pontífice hace una invitación al compromiso personal. El Papa pide que, con la ayuda de María, cada creyente pueda acoger este amor y hacerlo vida concreta: “que también nosotros sepamos donarnos los unos a los otros, como Él se ha donado enteramente a todos”.


11.9.25

Coronación de Santa María de la Antigua


9 de septiembre 2025

El Arzobispo de Sevilla (España), Mons. José Ángel Saiz Meneses, presidió el martes 9 de septiembre la coronación pontificia de Santa María de la Antigua, Patrona de Panamá, en el marco de los 512 años de la erección de la primera diócesis en tierra firme en América, y los 100 años de su elevación a arquidiócesis.
La Misa fue concelebrada por el Arzobispo de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa, obispos de las diócesis sufragáneas y el deán de la Catedral de Sevilla, P. Francisco Ortiz Bernal, en la Catedral Basílica de Santa María la Antigua.
Al iniciar la celebración, Mons. Ulloa recordó dos los acontecimientos históricos que enmarcan esta coronación y saludó al Arzobispo de Sevilla, “sucesor de aquella sede que desde el corazón de Andalucía nos transmitió la devoción a Nuestra Señora de la Antigua, semilla fecunda de nuestra identidad cristiana en el continente”.
“Querido hermano, ¡bienvenido! En usted sentimos la cercanía de la Iglesia madre de Sevilla y el abrazo fraterno de España. Hoy Panamá vive su historia y renueva su fe”, añadió.
En su homilía, el Arzobispo de Sevilla dio gracias a Dios por este día de fiesta y explicó que “la coronación pontificia es un acto sagrado, aprobado por la Santa Sede, que reconoce la irradiación espiritual, pastoral, histórica y cultural de una imagen de la Santísima Virgen María”.
“Es una corona que pondremos en nombre del Santo Padre León XIV como signo visible del amor y de la fidelidad del pueblo cristiano a su Madre del cielo, y testimonio solemne de la realeza espiritual de María, Madre del Redentor y Madre de la Iglesia”, subrayó el prelado.
Tras recordar que la devoción a Santa María la Antigua se remonta al siglo XIV en Sevilla, el prelado destacó que “hoy, siglos después, esa conexión sigue viva. Sevilla y Panamá se unen en la misma Madre, en la misma fe, en la misma misión. Quienes recibieron el Evangelio hace más de 500 años, hoy lo proclaman con vigor y esperanza”.
“La semilla sembrada ha fructificado, y esta corona que hoy colocamos sobre la cabeza de la Virgen no es sólo un atuendo externo, es la expresión y el deseo de que María siga siendo la Reina de nuestros pueblos, de nuestros países, de nuestras diócesis, la Reina de nuestros corazones”, afirmó.
“En esta coronación –continuó el arzobispo– pedimos su intercesión para que la Iglesia en Panamá, en todo el continente americano, en todo el mundo, sea hogar de los pobres, testigo de la Verdad y servidora del Reino”.

La autorización del Papa León XIV

Luego de la homilía, se procedió con la lectura de la carta del 31 de mayo de 2025, del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en el Vaticano que, con la aprobación del Papa León XIV, autorizó que la imagen de Santa María de la Antigua y el Niño Jesús, “en el nombre y con la autoridad del Sumo Pontífice, puede ser coronada con preciosa corona, sin que conste nada que lo impida”.
La carta del Vaticano responde a un pedido que hiciera Mons. Ulloa en abril de 2024, durante el pontificado del Papa Francisco, para coronar la imagen de la Patrona de Panamá.
Al concluir la lectura, hizo su ingreso la corona de la Virgen en andas, adornada con flores y portada por varios miembros de las fuerzas del orden. La corona fue entregada al Arzobispo Ulloa, para luego dársela a Mons. Saiz, quien procedió a la coronación en nombre del Papa León, ante los aplausos de todos los presentes.


28.8.25

28 de agosto - San Agustín de Hipona - Su poesía


 En él resplandece como una luz que el espacio no atrapa,

y percibe un sonido que el tiempo no arrebata,

siente una fragancia que el viento no dispersa,

y saborea un manjar que al comer no se consume,

En él se cierra un abrazo que la plenitud no abre.

Esto es lo que amo, cuando amo a mi Dios.

San Agustín 


8.8.25

Santo Domingo de Guzmán - 8 de agosto

Santo Domingo de Guzmán

El fundador de los Padres Dominicos, que son ahora 6,800 en 680 casas en el mundo, nació en Caleruega, España, en 1171. 
Su madre, Juana de Aza, era una mujer admirable en virtudes y ha sido declarada Beata. Lo educó en la más estricta formación religiosa.   
A los 14 años se fue a vivir con un tío sacerdote en Palencia en cuya casa trabajaba y estudiaba. 
La gente decía que en edad era un jovencito pero que en seriedad parecía un anciano.
Su goce especial era leer libros religiosos, y hacer caridad a los pobres.   
En un viaje que hizo, acompañando a su obispo por el sur de Francia, se dio cuenta de que los herejes habían invadido regiones enteras y estaban haciendo un gran mal a las almas. Y el método que los misioneros católicos estaban empleando era totalmente inadecuado.    
Los predicadores llegaban en carruajes elegantes, con ayudantes y secretarios, y se hospedaban en los mejores hoteles, y su vida no era ciertamente un modelo de la mejor santidad.
Y así de esa manera las conversiones de herejes que conseguían, eran mínimas. Domingo se propuso un modo de misionar totalmente diferente.   Vio que a las gentes les impresionaba que el misionero fuera pobre como el pueblo. Que viviera una vida de verdadero buen ejemplo en todo. Y que se dedicara con todas sus energías a enseñarles la verdadera religión. Se consiguió un grupo de compañeros y con una vida de total pobreza, y con una santidad de conducta impresionante, empezaron a evangelizar con grandes éxitos apostólicos.
Sus armas para convertir eran la oración, la paciencia, la penitencia, y muchas horas dedicadas a instruir a los ignorantes en religión.
Cuando algunos católicos trataron de acabar con los herejes por medio de las armas, o de atemorizarlos para que se convirtieran, les dijo: «Es inútil tratar de convertir a la gente con la violencia. La oración hace más efecto que todas las armas guerreras. No crean que los oyentes se van a conmover y a volver mejores por que nos ven muy elegantemente vestidos. En cambio con la humildad sí se ganan los corazones».
En agosto de 1216 fundó Santo Domingo su Comunidad de predicadores, con 16 compañeros que lo querían y le obedecían como al mejor de los padres. Ocho eran franceses, siete españoles y uno inglés. Los preparó de la mejor manera que le fue posible y los envió a predicar, y la nueva comunidad tuvo una bendición de Dios tan grande que a los pocos años ya los conventos de los dominicos eran más de setenta, y se hicieron famosos en las grandes universidades, especialmente en la de París y en la de Bolonia.   
El gran fundador le dieron a sus religiosos unas normas que les han hecho un bien inmenso por muchos siglos.
Por ejemplo estas: 
Primero contemplar, y después enseñar: dedicar tiempo y muchos esfuerzos a estudiar y meditar las enseñanzas de Jesucristo y de su Iglesia; después sí predicar con todo el entusiasmo posible.-
Predicar siempre y en todas partes. Santo Domingo quiere que el oficio principal de sus religiosos sea predicar, catequizar, propagar las enseñanzas católicas por todos los medios posibles. Y él mismo daba el ejemplo: donde quiera que llegaba empleaba la mayor parte de su tiempo en predicar y enseñar catecismo.
Era el hombre de la alegría, y del buen humor. La gente lo veía siempre con rostro alegre, gozoso y amable. Sus compañeros decían: «De día nadie más comunicativo y alegre. De noche, nadie más dedicado a la oración y a la meditación». Pasaba noches enteras en oración. Era de pocas palabras cuando se hablaba de temas mundanos, pero cuando había que hablar de Nuestro Señor y de temas religiosos entonces sí que charlaba con verdadero entusiasmo. Sus libros favoritos eran el Evangelio de San Mateo y las Cartas de San Pablo. Siempre los llevaba consigo para leerlos día por día y prácticamente se los sabía de memoria.
A sus discípulos les recomendaba que no pasaran ningún día sin leer alguna página del Nuevo Testamento o del Antiguo. Totalmente desgastado de tanto trabajar y sacrificarse por el Reino de Dios a principios de agosto del año 1221 se sintió falto de fuerzas, estando en Bolonia, la ciudad donde había vivido sus últimos años. Tuvieron que prestarle un colchón porque no tenía.
Y el 6 de agosto de 1221, mientras le rezaban las oraciones por los agonizantes cuando le decían: «Que todos los ángeles y santos salgan a recibirte», dijo: «¡Qué hermoso, qué hermoso!» y expiró.   
A los 13 años de haber muerto, el Sumo Pontífice lo declaró santo y exclamó al proclamar el decreto de su canonización: «De la santidad de este hombre estoy tan seguro, como de la santidad de San Pedro y San Pablo».





4.8.25

Confianza ciega y absoluta en Jesús - Santa Teresa de Calcuta

 Santa Teresa de Calcuta (1910-1997) fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad

No hay amor más grande

«Partió los panes y se los dio a los discípulos; y los discípulos se los dieron a la gente»

Simplicidad de nuestra vida contemplativa: ¡nos hace ver el rostro de Dios en cada cosa, en cada ser, por todas partes y siempre! Y su mano, presente en cada acontecimiento hace que todo lo llevemos a cabo –la meditación, el estudio, el trabajo y el intercambio, comer y dormir- en Jesús, con Jesús, por Jesús y para Jesús bajo la mirada amorosa del Padre, cuando permanecemos siempre dispuestas  a recibirle bajo cualquiera que sea la forma que viene revestido.                                                          Estoy del todo cautivada por el hecho de que Jesús, antes de comentar la Palabra de Dios, antes de anunciar a las multitudes las Bienaventuranzas, movido de compasión por ella, les cura y les alimenta. Y es tan sólo después que les comunica su doctrina.                                                                              Ama a Jesús generosamente, ámale confiadamente, sin mirar detrás de ti y sin aprehensión. Date enteramente a Jesús. Y te cogerá como instrumento para realizar sus maravillas con la sola condición de que tú seas infinitamente más consciente de su amor que de tu debilidad. Cree en él, ponte en sus manos en un impulso de confianza ciega y absoluta, porque él es Jesús. Cree en Jesús, y Jesús sólo es la vida; debes saber que la santidad no es otra cosa que este mismo Jesús viviendo íntimamente en ti; entonces él será libre de hacer el gesto de su mano sobre ti.