El culto a Santa Ana se difundió desde la antigüedad: la mejor prueba es que en Constantinopla, ya a mediados del siglo VI, el emperador Justiniano le dedicó un santuario. En Santa María la Antigua hay dos frescos que representan a Santa Ana y datan del siglo VIII. Su nombre aparece también destacadamente en una lista de reliquias que pertenecían a san Angel de Pescheria y sabemos que el papa San León III (795-816), regaló a la iglesia de Santa María la Mayor un ornamento en el que estaban bordadas la escena de la Anunciación y las figuras de San Joaquín y Santa Ana.
En el Oriente se celebra desde fecha muy antigua la fiesta de San Joaquín y Santa Ana el 9 de septiembre. Pero en Occidente, puesto que no había tradición al respecto, las fechas fueron variables, y sólo en 1913 se fijó el 16 de agosto como día de la fiesta de San Joaquín. Sin embargo, los benedictinos y algunos católicos de Oriente celebraban juntos a San Joaquín y Santa Ana el 26 de julio, fecha que el nuevo martirologio adoptó para toda la Iglesia.
Frag. extraídos de: eltestigofiel.org
Cristo es el camino y la puerta. Cristo es la escalera y el vehículo. Es el propiciatorio colocado sobre el arca de Dios. Es "el misterio escondido desde siglos"
(San Buenaventura)