Cristo es el camino y la puerta. Cristo es la escalera y el vehículo. Es el propiciatorio colocado sobre el arca de Dios. Es "el misterio escondido desde siglos"
(San Buenaventura)

8.9.23

8 de septiembre: Natividad de la Bienaventurada Virgen María

San Bernardo (1091-1153)
monje cisterciense y doctor de la Iglesia
Homilías sobre las palabras del Evangelio:”El ángel fue enviado”, n° 2, 17

“María, de la cuál nació Jesús, llamado Cristo”

"El nombre de la Virgen era María" (Lc 1,27). Este nombre significa: "estrella del mar", y le encaja admirablemente a la Virgen madre. Nada es más justo que compararla con una estrella que da sus rayos sin alterarse, como Ella que da a luz a su hijo sin detrimento de su cuerpo virgen. Es ciertamente esta "noble estrella nacida de Jacob" (Núm 24,17), cuyo esplendor ilumina el mundo entero, que brilla en los cielos y penetra hasta los infiernos... Verdaderamente Ella es esta bella y admirable estrella, que se levanta por encima del mar inmenso, resplandeciendo de méritos, alumbrando por su ejemplo.

Todos vosotros, quienquiera que seáis, quienquiera que estéis hoy en alta mar, sacudidos por la tormenta y la tempestad, lejos de tierra firme, poned los ojos en la luz de esta estrella, para evitar el naufragio. ¡Si los vientos de la tentación se levantan, si ves acercarse el escollo de la prueba, mira la estrella, invoca a María!

Si eres sacudido por los vacíos del orgullo, de la ambición, de la maledicencia o de los celos, levanta la mirada hacia la estrella, invoca a María...

Si te abruma la grandeza de tus pecados, humillado por la vergüenza de tu conciencia, espantado por el temor del juicio, si estás a punto de zozobrar en el precipicio de la tristeza y la desesperación, piensa en María. ¡En el peligro, la angustia, la duda, piensa en María, invoca a María!

Qué su nombre jamás abandone tus labios ni tu corazón... Siguiéndola, no te extraviarás; rogándole, no desesperarás; pensando en ella, te alejarás del falso camino. Si te tiene de la mano, no zozobrarás; si te protege, nada temerás; bajo su amparo, ignorarás el cansancio; bajo su protección, llegarás hasta el fin. Y comprenderás por tu propia experiencia cuán justas son estas palabras: "El nombre de la Virgen era María".

María con sus padres: Joaquín y Ana