Hubiesen contentado mucho a Francisco de Asís las decisiones que se han tomado en España con respecto a las corridas de toros.
Llegó a ser conocido como el Pobre de Asis por su matrimonio con la pobreza, su amor por los pajarillos y toda la naturaleza. Todo ello refleja un alma en la que Dios lo era todo sin división, un alma que se nutría de las verdades de la fe católica y que se había entregado enteramente, no sólo a Cristo, sino a Cristo crucificado.