Cristo es el camino y la puerta. Cristo es la escalera y el vehículo. Es el propiciatorio colocado sobre el arca de Dios. Es "el misterio escondido desde siglos"
(San Buenaventura)

18.8.20

San Antonio de Padua

San Antonio de Padua (1195-1231) franciscano, doctor de la Iglesia
Sermón para la fiesta de la Conversión de san Pablo (Une Parole évangélique, Franciscaines, 1995) trad. sc©evangelizo.org

“Lo hemos dejado todo y te hemos seguido” (Mt 19,27)

¿Qué entendemos con “todo”? Las cosas exteriores y las cosas interiores, lo que poseemos y mismo la voluntad de poseer. Así no nos queda absolutamente nada. (…) Es por ti que hemos dejado todo y hemos devenido pobres. Pero ya que eres rico, te hemos seguido para que también nos hagas rico. ¡Te hemos seguido, a Ti! Criaturas, te hemos seguido, Creador. Hijos, hemos seguido al padre y niños, a la madre. Hambrientos, al pan y sedientos, al manantial. Enfermos, al médico y fatigados, a la fortaleza. Exilados, al paraíso. “Te hemos seguido” (cf. Mt 19,27). (…)
“¿Qué nos tocará a nosotros?” (Mt19,27) Apóstoles, ustedes que han encontrado su tesoro, que lo poseen ya, ¿qué buscan todavía? (…) Conserven lo que han encontrado, porque Él es todo los que buscan. En Él, dice Baruc, está la sabiduría, la prudencia, la fuerza, la inteligencia, la longevidad y el alimento, la luz de los ojos y la paz (cf. Bar 3,12-14). Existe la sabiduría que crea todo, la prudencia que gobierna las cosas creadas, la fuerza que domina al demonio, la inteligencia que todo lo penetra, la longevidad que rende eternos a quienes son salvados, el alimento que sacia, la luz que ilumina, la paz que reconforta y asegura. (…)
El Señor no responde “ustedes que dejaron todo” sino “ustedes que me han seguido” (Mt 19,28), lo que es propio de los apóstoles y de los que buscan la perfección. Numerosos son los que dejan todo y sin embargo no siguen a Cristo, porque, por así decir, se cuidan a sí mismos. Si quieres seguir el fin y alcanzarlo, debes olvidarte de ti mismo. El que sigue a alguien en un camino, no mira hacia sí mismo sino hacia quien ha elegido como guía para su ruta.
fuente: evangeliodeldia.org