Cristo es el camino y la puerta. Cristo es la escalera y el vehículo. Es el propiciatorio colocado sobre el arca de Dios. Es "el misterio escondido desde siglos"
(San Buenaventura)

14.9.25

14 de septiembre: Exhaltación de la Santa Cruz

Hoy la Iglesia celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, en la que se recuerda el hallazgo del leño de la cruz por parte de santa Elena, en Jerusalén, en el siglo IV, y la restitución de la preciosa reliquia a la Ciudad Santa, por obra del Emperador Heraclio. Pero “¿qué quiere decir para nosotros celebrar hoy esta fiesta?” ha interrogado el Papa esta mañana ante miles de fieles que se congregaban en la Plaza de San Pedro este mediodía para escuchar su reflexión dominical antes de rezar a la madre del Cielo.
La Cruz como signo de amor y salvación
El Papa ha recordado que la Cruz – denominada por el Papa como “uno de los instrumentos de muerte más cruel que el hombre haya jamás inventado” – fue transformada por Cristo en el mayor signo del amor de Dios. En ella no hay derrota, sino victoria: la vida surge de la muerte y la salvación del sacrificio.
“Por esto hoy nosotros celebramos su “exaltación”, lo hacemos por el amor inmenso con el que Dios, abrazándola para nuestra salvación, la transformó de medio de muerte a instrumento de vida, enseñándonos que nada puede separarnos de Él y que su caridad es más grande que nuestro mismo pecado”.
El diálogo con Nicodemo
León XIV explica después cómo Jesús anuncia que será “ensalzado” en la Cruz, para dar vida eterna a todo el que crea. Centrándose en el Evangelio del día, describe una escena: “Es de noche, y Nicodemo – uno de los jefes de los judíos – va a encontrar a Jesús. El Señor lo escucha – continúa el Papa – y al final le revela que el Hijo del hombre debe ser ensalzado porque «Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna».
“Nicodemo, que quizás en ese momento no comprende plenamente el sentido de estas palabras, podrá de seguro hacerlo cuando, después de la crucifixión, ayudará a sepultar el cuerpo del Salvador. Comprenderá entonces que Dios, para redimir a los hombres, se hizo hombre y murió en la cruz”.
Al final, el Pontífice hace una invitación al compromiso personal. El Papa pide que, con la ayuda de María, cada creyente pueda acoger este amor y hacerlo vida concreta: “que también nosotros sepamos donarnos los unos a los otros, como Él se ha donado enteramente a todos”.